jueves, 7 de junio de 2007

VOLVER A LEER “ LA FUENTE DEL EDAD” de Luis Mateo Díez


Luis Mateo Díez nació en Villablino (León) en 1942. Allí seguramente escuchó en las largas veladas invernales –filandones- los cuentos populares, los romances y las historias de los indianos regresados de América. No cabe duda que L. M. Díez tomó contacto directo con la literatura popular contada.
A los doce años su familia se traslada a León, donde estudia el bachillerato y Derecho en Oviedo. Y desde 1969 vive en Madrid, donde es funcionario del Ayuntamiento. Pero a pesar de vivir lejos de su patria chica en su obra reflejará ese territorio de la infancia, en el que se forja la memoria literaria.
Un jalón importante en su carrera literaria fue la fundación de la revista “Claraboya”,de 1963-68, una de las revistas de poesía de más enjundia de la época, quizá siguiendo la estela de “Espadaña”, también leonesa.
Desde su llegada a Madrid en 1969 ha desarrollado su carrera literaria aferrado siempre al territorio de su provincia mítica y al espacio narrativo de Celama, espacio imaginario de sus últimas novelas.

“La fuente de la edad” se publicó en 1986 por Ediciones Alfaguara y al año siguiente obtuvo el Premio de la Crítica y el Premio nacional de Literatura y es su segunda novela. La novela intenta recuperar una época, la de los años cincuenta, tan próxima a la Guerra Civil de 1936-39; y se trata de una novela de aventuras en busca de la fantástica "fuente de la edad",que es aquí la fuente de la eterna juventud, entendida ésta como recuperación de la virilidad. La ambientación corresponde a una ciudad de provincias, sin pulso y sumida en el marasmo de la postguerra.
Consta de tres partes: la 1ª, “El baúl de don José Mª Lumajo” es, según la novela tradicional, el planteamiento. Un grupo de amigos funcionarios medios, familiarizados con la vida insulsa y monótona de reunirse para beber, comer y hablar, crean una cofradía profana con fines altruistas. Su voluntad es la de alejarse de la vida insustancial que llevan en una ciudad de provincias que solo deja lugar para las comidas y las tertulias. La búsqueda de la legendaria y mítica fuente de aguas prodigiosas que devuelve la juventud y que un recordado canónigo(don José Mª) conoció, usó y potenció su virilidad, se convierte en su objetivo. En la 2ª parte, “La ruta de la fuente”, los cofrades emprenden una excursión en su búsqueda. Después de un penoso viaje, descubrirán que se trata de una broma urdida por sus contrincantes para tomarles el pelo. La 3ª parte, "La flor de invierno”, es el desenlace, pero construye una nueva trama que viene a ser la venganza que los cofrades se toman frente al círculo de las fuerzas vivas responsables de la broma anterior. El día elegido es el de la concesión del premio de poesía, “Flor de invierno”, que recae en el vate local, Paco Bodes Pellejero.Añadieron una pócima a la bebida que se sirve en la celebración y se ponen todos enfermos.

La 1ª parte de la novela funciona como un estricto planteamiento de la trama. Así el capítulo 1 presenta a los protagonistas con sus intereses comunes y el rito de la cofradía: comer y beber bajo la advocación del padre Gerónides, famoso guarnicionero, y todo ello para escapar de la realidad y de sus antagonistas, los instalados del casino. Aquí ya se comenta de la existencia de unas cartas de don José Mª Lumajo, que hablan de la fuente virtuosa y se anticipa la intención de realizar la excursión a la Omañona. Se introduce el personaje de Dorina, elemento misterioso y simbólico, que cerrará la trama .
En el capítulo 2º se siguen presentando la trazas de los miembros de la cofradía y su deambular nocturno por los bares de la ciudad; pero se sigue hablando de las cartas y de las pistas que conducen a ellas y se apunta a Olegario, “el Lentes”. Siguen su ronda etílica los cofrades y se detienen ante el Caño Rucayo, que representa una anticipación de la ansiada fuente de la edad. Aparece también aquí la muerte del mulo Celenque, condenado a cadena perpetua por matar a un comandante de una coz durante la guerra, episodio de humor esperpéntico y símbolo de la irracionalidad de los tiempos emputecidos que corren.
Aborda el capítulo 4 con el conflicto de Olegario ,”el Lentes”, pero que da noticias precisas del baúl de don José Mª, se encuentra en la casa de la calle Pilares,7. Los capítulos siguientes propician la búsqueda del baúl y el hallazgo de las cartas. Hay elementos de sorpresa, como la cita amorosa de Dioni y Sita en el piso vacío y la irrupción del hombre con la escopeta y los disparos o las apariciones de personajes estrafalarios como Cirilo, Turcia y Publio Andarraso; y el encuentro con los antagonistas en el burdel “La Cordera”, así como la alusión a los tiempos que corren; culmina el planteamineto y abre las puertas al nudo.
En la 2ª parte se inicia la expedición a la Omañona y tiene como objetivo central la búsqueda de la fuente virtuosa. Aquí se introduce a Aquilino Rabanal, cofrade venido de Madrid, experto en la topografía de la zona, y que aún no conoce el lector, y a Rutilio ,el pastor, que es el primero de los nuevos personajes que da noticias a los cofrades del canónigo y de la fuente.
Los capítulos 8, 9 y 10 describen y cuentan las tres jornadas de búsqueda de la fuente por la Omañona y los encuentros con personajes relacionados con la fuente; entre ellos tenemos a Pidio Legaña, un orate, Domingo García Priaranza, Manuela Mirandolina, Basilio Candemuela, Belisario Madruga, Fray Priscilo y los pastores. Estos estrafalarios personajes de rasgos esperpénticos simbolizan la huida de la realidad a través de la locura, los más o a través de la imaginación (Manuela Mirandolina),los menos. Pidio Legaña, orate donde los haya, está presente en los tres capítulos siguiendo la expedición y actúa como motivo de intriga y misterio y provoca indirectamente el encuentro amoroso entre Chon Orallo y Angel Benuza. Y en el último capítulo que narra la jornada de vuelta, el nuevo motivo que aparece en la trama es el artículo publicado por el “Afán”, que descubre a los cofrades la broma urdida por sus antagonistas y sólo queda la reacción de los cofrades en el desenlace.
En la 3ª parte los cofrades regresan a la ciudad y el motivo central es la venganza por la afrenta sufrida. El premio poético de la “Flor de Invierno” concedido a Paco Bodes, será el elemento dinamizador de la venganza y lo que les permitirá entrar en el casino. Después vendrá la pócima a base de jalapa preparada por don Florín. A la fiesta del casino faltan Aquilino Rabanal, cofrade venido de Madrid para la expedición de la Omañona y Chon Orallo. La estructura narrativa cambia en esta 3ª parte, los sucesos se desarrollan casi de forma teatral en secuencias paralelas para presentárselos al lector como simultáneos. Se describe todo el boato del casino con la entrega del premio y la lectura del madrigral de Paco Bodes a Tina Robla y los cofrades echan la pócima en las fuentes del cap, que produce la intoxicación de los asistentes (“que se conformen irse por la pata abajo y que se jodan”,cap, 15-pag.284). Y termina la novela con la “procesión” de los cofrades por la ciudad cubierta de nieve. Aún acuden los penitentes al Caño Rucayo, recuerdo de su fracaso en la búsqueda de la fuente y en el recorrido encuentran a Publio Andarraso, abrazado a una farola y termina la novela con el cuerpo de Dorina cayendo al vacío desde el tejado, símbolo de la libertad imposible, con dos únicos escapes de la locura o la muerte.Nuestros cofrades ensayan el sueño y el mito como huida de la realidad circundante.
El tiempo de la narración plasma los años oscuros de la dictadura, los años cincuenta. El planteamiento transcurre en junio, en primavera y simboliza la ilusión , el comienzo de la aventura; el nudo se desarrolla en julio, verano y simboliza el calor de la aventura y el desenlace sucede en invierno y simboliza la muerte de la ilusión y el desquite.
Por otra parte el tiempo cronológico narrado en la 1ª parte cuenta los sucesos de una noche, la búsqueda del baúl; en la 2ª parte se cuenta la aventura de la fuente-la excursión a la Omañona- en cinco días completos y en la 3ª parte se cuenta los sucesos de una noche: la fiesta del casino. Las partes 1ª y 3ª representan los tiempos oscuros y la 2º parte transcurre durante los cinco días a plena luz del día y representa la libertad de la aventura y el vuelo de la imaginación. El narrador oculta lo que sucede entre los hechos de la 2ª parte, de julio hasta el invierno y el lector debe darse cuenta de la humillación de los cofrades desde el regreso a la ciudad hasta la fiesta del casino (el desquite). El tiempo, pues, es intenso y reducido, una noche en la 1ª parte-búsqueda del baúl-, más prolongado para contar la aventura de la fuente y de nuevo intenso y reducido en la noche de la venganza.

En cuanto al espacio, en la 1ª parte todos los espacios son urbanos y cerrados, salvo las salidas hacia uno u otro sitio, símbolo de la situación política. Dentro de este espacio urbano es significativo el tejado de la buhardilla de Chon Orallo, espacio simbólico donde se sube a menudo Dorina y desde donde se lanza al vacío en busca de la libertad imposible. Los espacios de la 2ª parte son rurales y abiertos a ilusión y a la ventura y en la 3º parte el espacio vuelve a ser urbano y cerrado. Es la vuelta a la situación inicial de oscuridad política. Al final, la calle y la figura de Dorina volando en el aire(lanzada al vacío) cierran el símbolo de la impotencia de los tiempos emputecidos que se gastan.

Entre los personajes de la cofradía tenemos a don Florín, un boticario excéntrico no aceptado por los instalados, Chon Orallo, profesora de instituto, Aquilino Rabanal, cofrade venido de Madrid, ingeniero, Jacinto Sariegos, archivero, Paco Bodes, vate local, que gana la flor natural y Ángel Benuza, bohemio y muy dado a las citas cultas de las Bucólicas de Virgilio.
De otra parte está el grupo de los antagonistas del casino, formado por Pacho Robla, Plácido Iruela, Pascual Llombera y Juanito Garfín, que sólo tienen un encuentro con los cofrades en el burdel de “La Cordera”; publican el artículo de la broma en el diario “Afán” y tienen mayor protagonismo en la concesión de la “Flor de Invierno” a Paco Bodes en el casino.
Y en la 2ª parte-“La ruta de la fuente”- los cofrades se encuentran con unos personajes relacionados con el asunto de la fuente, se trata de Pidio Legaña, un capagrillos, Domingo Priaranza, un hidalgo apócrifo y sonado, que les muestra el museo de su casa, Rutilio, el pastor, Basilio Candemuela, pionero de minería en comarca, que está impedido y es realista e incrédulo de las virtudes de la fuente, además les desengaña, ya que la fuente había sido anegada por la erosión de las torrenteras, Manuela Mirandolina, una serrana arriscada y lúbrica, aunque también es una vieja tronada, que les muestra el prodigio de la moza triscadora, la ninfa. Estos personajes estrafalarios representan la huida de la realidad opresiva a través de la locura o la imaginación.
Aunque la estructura del relato es llevado a cabo con firmeza por la voz del narrador, las voces de los personajes tienen un gran protagonismo. La novela se sustenta en los diálogos de los cofrades, que hablan y hablan, sobre todo en los ágapes, pues estos cofrades son más “de mantel que se colcha”, dan su opinión, profieren citas reales o apócrifas. Los diálogos hacen progresar el sentido de la novela y tienen una mezcla de artificio literario y de lenguaje coloquial.
Quizá los contrincantes del casino, que también hablan en la 3ª parte son más comedidos y utilizan un lenguaje más funcional.
Un aspecto del discurso narrativo a tener en cuenta es la simbología nominal (nombres y apellidos) de los personajes, que sin duda guarda un relación implícita con la creación del territorio mítico e imaginario del autor. Los apellidos de los personajes remiten a topónimos reales fundamentalmente de la provincia de León; aunque también hay algunos de Asturias (Bodes, Sama y Melendres); pero L.M. Díez no pretende señalar un lugar concreto o situar la acción, sino que aprovecha su fonética de sabor antiguo. Estos son los nombres de pueblos leoneses que puso a los cofrades: Benuza, Sariegos, Orallo, Otero y Rabanal y a los antagonistas : Robla, Iruela, Llombera y Garfín y otros personajes secundarios: Lumajo, Renedo, Lucillo, Turcia, Ferreras, Andarraso. A una fuente le pone el nombre de un pueblo, Rucayo y a un personaje el nombre de un río, Bernesga. No cabe duda que con el uso de estos nombres propios el novelista proyecta de una manera consciente, el sustrato popular de su memoria y contribuye a la creación de su espacio narrativo mítico.

En cuanto a la significación ,“La fuente de la edad” narra la aventura de los cofrades del padre Gerónides (con un guiño al pellejero Genarín, santo laico, cuya procesión se celebra todas las noches del Jueves Santo en León), que tienen un grupo antagonista, los instalados, los del casino. Entonces frente a la ramplonería de los del casino con su total sumisión al orden establecido (“al servicio de las sotanas”), estos cofrades perdedores para soportar la realidad opresiva y sórdida de los tiempos que corren, dan rienda suelta a su imaginación y se ponen bajo la protección de la “saya de Afrodita y el laurel de Baco”.
Pero por encima de esta pugna entre instalados y perdedores está el mito de la fuente de la que fluye la belleza de la vida, en la que el arte y la literatura serán los más dignos empeños humanos contra la miseria , el adocenamiento y la opresión.
La fábula de la fuente tiene dos perspectivas, de un lado el sentido lúdico de la literatura, que descansa en el humor y en la parodia carnavalesca, y de otro la defensa de la imaginación frente a la mediocridad de las circunstancias políticas. Los cofrades sueñan poder liberarse de su realidad a través de la ilusión de la fuente y construir una realidad ilusoria

BIBLIOGRAFÍA:

Díez, Luis Mateo.”La fuente de la edad” Ediciones Alfaguara. Madrid,1986 (1ª edición)
Díes, Luis Mateo.”La fuente de la edad” Editorial Cátedra. (Letras Hispánicas). Edición de Santos Alonso. Madrid,2002.
Díez, Luis Mateo. “La fuente de la edad”. Espasa Calpe. Madrid,1992 (Prólogo de José Mª Merino).
VV. AA.”Literatura Contemporánea en Castilla y León”. Edit. Junta de Castilla y León. Valladolid, 1986.